Referente de la publicidad mexicana y latinoamericana, Ana María Olabuenaga se presentó hoy en El Ojo de Iberoamérica para dar a conocer la investigación que lleva adelante sobre el universo de redes sociales. La cultura de la cancelación y los linchamientos digitales son temas de los que poco se conoce pero que afectan a toda la sociedad.
Ana María Olabuenaga comenzó su exposición con un sentido agradecimiento a El Ojo de Iberoamérica porque considera en la industria de lo efímero que representa la publicidad, que haya un evento que se dedique a la memoria resulta fundamental.
Luego de vender su agencia a Publicis, la publicista mexicana dejó el mundo de la publicidad tradicional para dedicarse al universo de las redes sociales. En una investigación que la llevó a publicar el libro La pena de muerte si existe. Linchamientos digitales, Olanbuenaga observó que las redes sociales pueden dañar y que nadie está exento de caer en la cancelación o el linchamiento.
En ese sentido, contó el caso de Tiziana Cantone, quien fue víctima del linchamiento digital cuando su novio subió a las redes un video íntimo que se viralizó y se hizpo global. Si bien recurrió a la corte y pidió la ley del olvidó terminó suicidándose con un foulard azul. “Ese fue el primer linchamiento social, lo cruel es que comenzó el 5 de marzo de 2016 y terminó el 12 de septiembre con su suicidió”, explicó Olabuenaga. Aseguró incluso que si bien Tiziana Cantone le ganó el juicio a You Tube y a Twitter, ella misma buscó recientemente el video y aún aparece en las redes.
“Las redes son más importantes de lo que pensamos. Hasta tal punto que en 2006, Time decidió que la persona del año éramos todos por haber entrado a las redes sociales”, advirtió. Consideró que es un cìrculo porque si la persona que es linchada por alguna expresión, alguna opinión, aún si pide disculpas todavía se pone peor y el linchamiento se exacerba. El linchamiento online sigue vivo siempre.
Por último, aseguró que la indignación se retroalimenta en las redes sociales por diferentes temas, siempre hay algo por lo que indignarse, compartir y alimentar la hoguera. Sobre este tema aseguró que no son las redes sociales las culpables sino que somos nosotros porque nos entretiene la indignación, se contagia y la violencia crece desmedidamente. Para la comunicadora, el mundo va hacia la regulación de las redes sociales. “Esto va a peor, se va a desbordar”, añadió y aseguró que en 2021 el desborde que ocurrió en el Capitolio se inició en las redes sociales.
“Estamos ante una guerra civil digital, y no es fácil detenerla, es como una estrella de mar que crece, que no tiene cabeza, no la podemos matar porque vuelve a crecer. No se puede controlar, lo principal es no hacerse daño”, puntualizó. Olabuenaga consideró que, ante este panorama, será necesario establecer un pacto civilizado, es un mundo difícil incluso para las marcas.