“En un dia como hoy, en 1981 comencé mi carrera de marketing en Procter & Gamble en Puerto Rico”, dijo, recordándose de su primer jefe, Carlos Rom, un cubano que vivía en Puerto Rico, pero que había pasado mucho tiempo en Venezuela. “Él abrió mi mente, y gracias a èl seguí mi carrera internacional, algo poco común en la época”, continuó.

Hablar de su jefe, de alguna manera, materializó la narrativa que fue el hilo conductor de la charla: la importancia del liderazgo, más aún en la era digital. “Ser un buen líder no es una opción, es una obligación. Nuestro papel es cada vez más importante”, declaró, añadiendo que hoy los lideres deben correrse de roles que lo encasillan como superhéroes para asumir toda la complejidad que existe en un liderazgo, con sus éxitos y fracasos.

Antonio Lucio también señaló la importancia de tener un propósito como la gran brújula de un líder. “El líder debe estar anclado en un propósito, tenemos la obligación de conocernos a nosotros, conocer lo que queremos

Mencionando a otros liderazgos, Antonio llevó a su charla el concepto de la dialéctica Hegel (1770-1831) para lograr hacer las preguntas internas más difíciles. “Como lideres nos definimos no solo por las circunstancias, hay que lograr hacer las preguntas difíciles, es una tarea ardua, intensa, y requiere un tiempo de reflexión, pero vale la pena y solo de esta manera podemos contestar quienes somo y hacia donde vamos. Es una manera de encontrar el propósito, en convertirnos en lo que somos. Nuestro propósito es un faro hacia dónde queremos ir”, analizó.

Para el ejecutivo, el concepto de la dialéctica también es consolida la necesidad de la combinación entre el humanismo y la especialización, donde la subjetividad puede estar incluso en el mundo de los datos. “Me preocupa que la tendencia sea seguir enfatizando solo el sistema. Nuestra educación y enfoque debe ser equilibrado”, declaró, argumentando que hay que dar espacio a las humanidades y la creatividad, incluso en carreras como ingeniera. La única manera de sobrevivir es abrazando la creatividad y la educación constante”, continuó, agregando que tuvo muy buenas experiencias con “reverse mentoring” y encuentros que exploraban momentos de reflexión y diálogos profundos.

En un mercado tan competitivo, no es fácil para un líder desvelar su vulnerabilidad. Sin embargo, para Antonio Lucio, esta es la mejor manera de crecer. “La presión emocional tiene gran impacto en nuestra vida, no queremos ser percibidos como débiles quererme ser dignos.  La carga física y emocional del liderazgo es real, y debemos prestar atención. Hablo en primera persona, perdí mi primer matrimonio, fui diagnostica con depresión crónica y no estaba pendiente de las señales de mi cuerpo. Finalmente aprendí que aceptar mi vulnerabilidad es un símbolo de valentía y fortaleza”, reconoció.

Finalmente, o ejecutivo defendió que, más que líderes, es necesario ser mentores, ser un guía y ayudar a los empleados a encontrar sus propósitos. “La mentoría no es una tarea para incluir en un plan anual, es el grado más duradero de nuestro legado, un compromiso de ayudar y una firme creencia de que el conocimiento tiene que ser compartido. Eso transforma la vida de quien lo recibe y quien lo comparte. Es una obligación para aquellos que amamos nuestro oficio, todos necesitamos mentores”, dijo, para luego cerrar su presentación.

En el momento de las preguntas, Antonio Lucio habló sobre todo sobre los desafíos que implican crean un ambiente verdaderamente inclusivo, y cuales son los beneficios que las empresas podría cosechar con estas iniciativas Según Antonio Lucio, hay mucho por hacer, no creo que los departamentos de marketing son una representación clara de inclusión. Además, no es solo asegurarse que habrá representación, hay que crear el ambiente para que las personas sean exitosas. “Para eso, ellas necesitan capacidad técnica y personas que empujen su carrera. Una vez que miramos esto de una manera más completa tendremos más posibilidad”.

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