Bajo el título “Por amor a la diferencia”, los ejecutivos partieron de una imagen bastante interesante, que resume de manera simple y objetiva de qué se trata la inclusión. Al comentar sobre un casamiento entre un árabe y un polaco, resultando en lo que se llamaría de “café con leche”, algo con entidad propia, aunque sea heredero del café y de la leche.

Entonces, se preguntan: “¿Qué vamos desaprendiendo, por amor a la diferencia?”, para luego añadir otra reflexión: “Si en lugar de rechazo y desconfianza, construimos lo otro desde la curiosidad, se abre como novedad, como descubrimiento, como posibilidad. Pero no hay curiosidad si reaccionamos a la diferencia. En toda reacción se presenta el sesgo y el prejuicio”, argumentan.

Para los participantes del panel, muchas veces es difícil pensar al diferente como par, sin subordinarlo, sin etiquetarlo, sin asimilarlo, sin integrarlo. “No todas las etiquetas son dañinas, aunque todas son limitantes”, resumieron. En la conferencia, se siguió con la siguiente premisa: detrás de cada prejuicio, hay miedos, temor a perder dominio, control, status, seguridad, diferenciación e identidad, hay estereotipos que nos dividen.

A continuación, se presentaron dos videos de campañas de Galicia: “Casamiento” y “Familia”.

Al ser cuestionado sobre que le gustaría desaprender, Fernando Sarni, dio la oportunidad que los otros panelistas analicen los conceptos que la sociedad tiene con respecto a las libertades individuales para luego concluir la charla: “No es que la libertad de uno termina donde empieza la libertad del otro. Es en la libertad del otro, donde empieza nuestra propia libertad. La libertad no pasa por ser uno mismo, sino por dejar de ser uno mismo. Uno es esclavo de uno mismo. Porque ese ser uno mismo está vinculado con los propios dogmas.”